Una de las ventajas de vivir en el piso 12 en un edificio del Barrio Piedrabuena, es la maravillosa ubicación en la que uno se encuentra a la hora de presenciar una de las tantas peleas que tienen lugar en las calles del barrio. Las amorosas, personalmente, son mis preferidas.
Antes que nada, me gustaría aclarar que Piedrabuena no es un barrio como cualquier otro. Como cualquier otro barrio tampoco es como cualquier otro barrio, por supuesto, no hay dos barrios iguales.
Recuerdo una pelea que se inició, desenlazó y termino en la puerta del edificio enfrente al que vivo yo, hará un par de años atrás, en vacaciones de verano.
Yo me encontraba disfrutando de uno de los tantos cigarrillos que me fumo después de comer, mirando por la ventana y pensando pavadas. Cuando un pelado salió furiosamente por la puerta de dicho edificio con dirección vaya uno a saber donde. Una mujer se asomó por una ventana del primer piso del edificio donde previamente había salido este pelado.
- ¿¡Adonde vas!? ¡Volvé a subir, pelotudo! – Gritó la mujer con una determinación que denotaba carácter.
- ¡Me voy! ¡Ya no te aguanto más, loca! ¡No te soporto, enferma! – Contestó el pelado, aunque no sonaba muy convincente. Eso hizo que se ganara mi simpatía. Hay que alentar al más débil.
Aparentemente, el pelado era victima de unas supuestas acusaciones de la mujer de hacerla cornuda. Las acusaciones, según afirmaba tan desaforadamente el pelado, eran constantes, injuriosas y, por sobre todo, falsas. O al menos eso había entendido yo, entre todos aquellos insultos que se gritaban mutuamente y con todo el asco posible.
La discusión era entretenida, pero mis vecinos se encargaron de ponerle un condimento que la hizo inolvidable.
Piedrabuena es hogar de muchas familias compuestas por personas trabajadoras, que hacen muchos sacrificios para conseguir el pan para sí mismos y los suyos. Entre esos sacrificios, está el de tener que levantarse bastante temprano para tener que ir a trabajar, ya que Piedrabuena está lejos de todo. O de todos los lugares decentes para trabajar, al menos.
En fin, a esta gente que se tiene que levantar tan temprano, no le gusta que los despierten semejantes peleas a medianoche. Por lo tanto, ellos aportan su ración de insultos en casos como estos. En esta ocasión, dirigidos al pelado, la mujer del pelado y la concha de la lora, entre otras cosas.
Al principio, el pelado no les prestaba atención a estos vecinos que con tanta razón se quejaban. El pelado seguía tratando de demostrar su inocencia, gritándole a la mujer innumerables ocasiones en las cuales, aparentemente, su mujer lo acusaba de estar con una amante, mientras él, en verdad, estaba jugando a la play con un amigo.
Algunos vecinos se resignaron y cerraron sus persianas, tratando de amortiguar inútilmente el escándalo. Otros no tuvieron ese gesto; dieron una demostración de una casera, rudimentaria y asesina artillería compuesta por objetos al alcance de sus manos.
Esta ves el pelado no tuvo más remedio que dejar de gritar y meterse debajo de un toldo. No insultó a lo vecinos que le arrojaban cosas. Al contrario, miró hacia arriba cuando salió de su escondite y pidió disculpas.
Todo parecía haberse calmado. El pelado se disponía a entrar de nuevo al edificio y hablar con su mujer en la privacidad de su hogar. Los vecinos cerraban sus ventanas y se apagaban las luces de sus dormitorios.
Ahí, la tragedia.
Antes de que el pelado pudiese entrar al edificio, de la nada, una botella de vidrio lanzada con una fuerza y una intención apocalípticas, pasó a centímetros de la cabeza de nuestro calvo y simpático personaje y dio contra la pared, haciéndose añicos. No hace falta decir que se re pudrió todo. Mal.
Policías calmando a los vecinos hasta las 3 de la mañana y un pelado desesperado por saber quién fue el reverendo hijo de una gran (vaya uno a saber que cochinada dijo) que tiró la botella.
Todavía continuaba el interminable escándalo cuando decidí acostarme y dormir, antes que se acabaran los cigarrillos.
Dios bendiga a la gente de éste barrio.
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¿Piedrabuena? ¿El barrio del Pity?
ResponderEliminarEl mismo!
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